vino
el frío a instalarse en campos de simiente
con sus frutos obscuros
cayendo en esteros de espesa niebla,
y el dolor de un parto que
estremece a las norias.
El invierno lame la pureza
de las ramas abrasadas
donde la oquedad del viento
desciende a los huesos y las
ortigas
con su sabor añil
y a niños castigados
enfurecen los signos destinados a desaparecer
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