POSTALES
PARA UN INVIERNO NUCLEAR
A
veces se trata sólo de sobrevivir a un invierno nuclear, imágenes o sonidos que
permanezcan en el interior de nuestras pupilas, como el arañazo de un gato; a
tantas y tantas fotografías que marcan el final de esa belleza inconsciente.
En esta ciudad de derivaciones y exorcismos new romatics quedan
los retratos esparcidos, las lápidas de la juventud violenta, los ancianos
vivientes huyendo de una Hiroshima en llamas, a pesar de la insistencia de un
paisaje invernal que no cesa en sus artificios. La eterna posibilidad de la
belleza -cruel y ética- que reside en la mirada de las estatuas.
JOSE GABARRE
No hay comentarios:
Publicar un comentario